En 1949, la UNESCO publicó su primer catálogo literario mundial, con el objetivo de reunir las principales obras culturales de la humanidad. Se trataba de una iniciativa sin precedentes: reconocer la literatura como patrimonio compartido. En aquel entonces, la selección era limitada, eurocéntrica y basada en ediciones impresas de autores canónicos.
Hoy, en 2025, el catálogo ha sido transformado en el proyecto UNESCO World Literary Atlas, una base de datos multilingüe e interactiva que mapea más de 200.000 obras de 195 países, con criterios inclusivos y participación comunitaria. Cada entrada incluye autor, traducciones, temas, género, datos de circulación y enlaces a versiones digitales. Se puede buscar por pueblos indígenas, escritores en exilio, géneros no tradicionales o lenguas en peligro.
El proyecto cuenta con IA que sugiere conexiones entre obras, mapas temáticos y una sección de literatura oral grabada en contextos rurales. Esta cartografía global se complementa con una red de festivales y bibliotecas donde los lectores pueden comentar, traducir colectivamente y proponer nuevas obras.
La publicación de este catálogo no solo actualiza la visión literaria del mundo, sino que cuestiona quién decide qué merece ser leído. ¿No es acaso el verdadero canon aquel que se atreve a escuchar todas las voces, incluso las que aún no han sido escrita