Las primeras radionovelas literarias en Estados Unidos aparecieron en la década de 1930 como una combinación de teatro, literatura y tecnología. Programas como CBS Radio Workshop o The Mercury Theatre on the Air, dirigido por Orson Welles, dramatizaron desde La guerra de los mundos hasta Jane Eyre. Durante años, estas emisiones fueron una forma de llevar la literatura a hogares que no podían comprar libros o que no sabían leer.
Con la llegada de la televisión, el formato declinó, pero nunca desapareció. Hoy, en 2025, vive una nueva edad dorada bajo el nombre de «audioliteratura» o «podcast narrativo». Plataformas como Spotify, Audible, Apple Podcasts y Pocket FM producen adaptaciones literarias con calidad cinematográfica. Clásicos de Melville, Kafka o Toni Morrison se escuchan en trenes, cocinas y gimnasios. Nuevos autores escriben directamente para el formato sonoro, explorando la escritura pensada para ser oída.
En Estados Unidos y América Latina, las radionovelas evolucionaron hacia podcastficciones seriales con guiones originales o adaptaciones de obras como 1984, Frankenstein o El Gran Gatsby. Los nuevos formatos no solo retoman la estructura del cliffhanger, sino que combinan efectos sonoros binaurales, inteligencia artificial para diseño de voz y traducciones automáticas en tiempo real.
Además, universidades como Harvard y NYU desarrollan estudios sobre narrativa acústica, y la Biblioteca del Congreso ha comenzado la digitalización de emisiones históricas junto con las nuevas producciones independientes que surgen cada semana.
Así, la literatura sonora se convierte en un espacio de resistencia frente al exceso visual y una puerta de acceso para nuevas generaciones de lectores-oyentes. ¿No es fascinante cómo una voz en la oscuridad puede encender, aún hoy, la imaginación del mundo?