
¿Es posible que una manifestación cultural nacida en las periferias urbanas pueda trascender a la historia oficial y ser reconocida como patrimonio cultural inmaterial? La cultura sonidera en México es un claro ejemplo de ello. Surgida en los años 60 en barrios como Tepito, El Peñón de los Baños y San Juan de Aragón, esta práctica ha evolucionado desde simples fiestas barriales hasta convertirse en un fenómeno cultural que refleja la identidad y resistencia de comunidades urbanas populares.
Orígenes y consolidación
La historia del movimiento sonidero comienza con figuras como Guadalupe Reyes Salazar, conocida como «La Socia», quien en los años 60 comenzó a organizar bailes en Tepito utilizando equipos de sonido portátiles. Esta práctica permitió a las clases populares acceder a música en vivo, democratizando el entretenimiento y fortaleciendo el tejido social en comunidades marginadas.
A medida que avanzaba la década de 1970, los sonideros comenzaron a profesionalizarse. Equipos como Sonido La Changa, fundado en 1968 por Ramón Rojo Villa, y Polymarchs, creado en 1975 por los hermanos Apolinar y Mary Silva, se destacaron por su capacidad para fusionar géneros musicales como la cumbia, salsa y música electrónica, creando una propuesta sonora única que atrajo a multitudes en eventos masivos.
Reconocimiento oficial
Durante décadas, la cultura sonidera fue vista como una manifestación marginal, sin acceso a espacios institucionales de reconocimiento. Sin embargo, en 2023, el Gobierno de la Ciudad de México reconoció oficialmente a los sonideros como Patrimonio Cultural Inmaterial, destacando su papel en la democratización del espacio público y en la construcción de identidad colectiva.
Este reconocimiento no solo valida la importancia cultural de los sonideros, sino que también subraya su capacidad para adaptarse y evolucionar, incorporando nuevas tecnologías y estilos musicales sin perder su esencia comunitaria.
Diversidad cultural y resistencia
La cultura sonidera es un claro ejemplo de cómo las manifestaciones culturales populares pueden ser espacios de resistencia y afirmación de identidad. En barrios como La Independencia en Monterrey, las «dinastías sonideras» han preservado y reinterpretado la cumbia colombiana, fusionándola con elementos locales y creando una subcultura vibrante que ha sido reconocida incluso en producciones cinematográficas como «Ya no estoy aquí».
Además, los sonideros han logrado trascender las fronteras nacionales. Eventos organizados por colectivos como Boiler Room han llevado la música sonidera a audiencias internacionales, demostrando su relevancia global y su capacidad para conectar diversas culturas a través del baile y la música. La evolución de la cultura sonidera desde sus humildes orígenes hasta su reconocimiento como patrimonio cultural inmaterial es testimonio de la riqueza y diversidad de las expresiones culturales urbanas en México. Este fenómeno demuestra que las manifestaciones populares tienen el poder de transformar espacios públicos, fortalecer comunidades y afirmar identidades culturales, convirtiéndose en elementos esenciales del patrimonio cultural de una nación.

La evolución de la cultura sonidera desde sus inicios en la década de 1920 hasta su reconocimiento como Patrimonio Cultural Inmaterial en 2023 refleja la riqueza y complejidad de la identidad cultural mexicana. Su capacidad para adaptarse y fusionar diversas influencias musicales y sociales demuestra su vitalidad y relevancia en la sociedad contemporánea. Al celebrar y preservar esta tradición, se reafirma el compromiso con la diversidad cultural y el reconocimiento de las expresiones populares como elementos fundamentales del patrimonio nacional.
Por qué es patrimonio
El sonidero fue reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Ciudad de México por la UNESCO y autoridades locales, principalmente por:
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Valor cultural y social: Representa la vida comunitaria, la historia urbana y las tradiciones populares de los barrios.
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Transmisión de conocimientos: Su práctica se transmite de manera oral y práctica entre generaciones.
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Creatividad y expresión artística: Combina música, locución, baile y vestimenta como una manifestación cultural única.
- Identidad e inclusión: Fortalece el sentido de pertenencia y la diversidad cultural de la ciudad..
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En resumen, el sonidero no es solo música, es un fenómeno comunitario y cultural que conecta generaciones, y su reconocimiento como patrimonio busca preservar y valorar estas expresiones populares que forman parte de la identidad de la Ciudad de México y otras regiones urbanas.
La Cultura Sonidera: Evolución y Diversidad Cultural en México (1920–2025)
La cultura sonidera, un fenómeno musical y social originado en los barrios populares de la Ciudad de México, ha evolucionado desde sus humildes comienzos en la década de 1920 hasta convertirse en un símbolo de identidad y resistencia cultural. Su reconocimiento como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Ciudad de México en 2023 subraya su importancia en la preservación de la diversidad cultural y su impacto en la sociedad contemporánea.
Orígenes: 1920–1930
Los primeros vestigios de la cultura sonidera se remontan a las décadas de 1920 y 1930, cuando los propietarios de fonógrafos y vitrolas alquilaban estos equipos para amenizar fiestas particulares en barrios como el Peñón de los Baños. Estos eventos, aunque modestos, sentaron las bases de lo que más tarde se conocería como el movimiento sonidero.
Consolidación: 1950–1980
Durante las décadas de 1950 a 1980, el fenómeno sonidero comenzó a consolidarse en la Ciudad de México. Los sonideros, encargados de operar los sistemas de sonido, se convirtieron en figuras centrales de eventos comunitarios, fusionando música tropical con locuciones y dedicaciones personalizadas. Este período marcó el inicio de la profesionalización del movimiento, con la creación de equipos de sonido más sofisticados y la formación de comunidades de seguidores leales.
Expansión y Reconocimiento: 1990–2020
En las décadas siguientes, la cultura sonidera se expandió más allá de la Ciudad de México, llegando a otras regiones del país y ganando reconocimiento en el ámbito nacional. A pesar de enfrentar desafíos como la falta de apoyo institucional y la marginalización social, los sonideros continuaron siendo agentes de cohesión social, promoviendo la inclusión y la identidad cultural en sus comunidades. Su influencia se reflejó en la música popular y en la vida cotidiana de muchos mexicanos.
Patrimonio Cultural Inmaterial: 2023
El 8 de octubre de 2023, la cultura sonidera fue oficialmente declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Ciudad de México. Este reconocimiento, entregado por el Jefe de Gobierno Martí Batres Guadarrama, destaca la importancia de los sonideros como parte integral del paisaje sonoro y cultural de la ciudad. La declaratoria subraya el derecho colectivo a la cultura y la función social de la ciudad, promoviendo la justicia territorial y la inclusión social.
Diversidad Cultural en la Actualidad: 2025
En 2025, la cultura sonidera sigue siendo un reflejo vibrante de la diversidad cultural de México. Los sonideros no solo preservan tradiciones musicales, sino que también incorporan influencias contemporáneas, fusionando géneros y estilos para crear una experiencia única. Eventos como los organizados por Boiler Room en la Ciudad de México han llevado la música sonidera a audiencias internacionales, demostrando su relevancia global. Además, la cultura sonidera ha influido en otras regiones del país. En Monterrey, por ejemplo, las «dinastías sonideras» han mantenido viva la cumbia colombiana, adaptándola a su contexto local y creando una identidad musical propia.
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