9 formas de enseñar a un niño a odiar la lectura

Gianni Rodari fue un escritor, pedagogo y periodista italiano especializado en literatura infantil y juvenil. Como adulto aficionado a la literatura infantil, tengo que reconocer que Gianni Rodari es una de mis debilidades. Por eso os he hablado de él ya en alguna otra ocasión, como en esta entrada en la que os hablaba de algunas de las técnicas de creación de historias que Rodari menciona en su ‘Gramática de la fantasía‘ Pero, cuando hablamos de literatura infantil, siempre surge la consabida pregunta: ¿Cómo puedo hacer que mi hijo lea? De eso me ocuparé en una futura entrada. Porque lo que quiero hoy es compartir con vosotros las 9 formas de enseñar a un niño a odiar la lectura de las que habla Gianni Rodari en su ‘Escuela de fantasía‘.

1. Presentar el libro como lo contrario de la televisión

«En vez de ver la tele, deberías estar leyendo». De frases como esta no puede salir nada bueno. Es cierto que la mayoría de niños pasan demasiadas horas frente al televisor (lo que puede llegar a ser un problema, especialmente si este está encendido), pero no tiene sentido que les enseñemos que los libros son lo contrario de esos dibujos animados que tanto los divierten. Mejor emplear otro tipo de acercamientos que no los espanten.

2. Prohibirle leer comics porque estos son «libros malos»

Dejando a un lado que esto solo podría decirlo alguien que no ha leído un comic en su vida, los comics pueden ser una excelente entrada a otro tipo de lecturas… ¡y unas excelentes experiencias literarias en sí mismos! Igual que sucedía en el primer punto, contraponer la lectura a algo que el niño considera divertido nunca será una buena idea.

3. Decirles a los niños de hoy que los de antes leían más

¿Cuándo es ese antes? ¿Podemos decirle eso a un niño sin que se nos caiga la cara de vergüenza, cuando es ahora cuando tenemos un mayor índice de alfabetización? Sea como sea, los niños son las criaturas del presente por antomasia. Y diciéndoles que los libros son cosa del pasado, lo único que conseguiremos será que huyan de ellos a la menor oportunidad.

4. Considerar que los niños tienen demasiadas distracciones

Decir esto equivale a no entender la vida de los niños de hoy en día. Lo importante no es lo vacía o lo llena que un niño tenga su agenda, sino el lugar que los libros tienen en ella. Y me temo que los libros tendrán en la agenda del niño el mismo lugar que tengan en la de su familia.

9 formas de que los niños odien la literatura infantil

5. Culpar a los niños si no les gusta leer

El niño nunca tendrá la culpa de que no le guste leer. Si no le gusta leer, será siempre porque los libros que han llegado a sus manos no han conseguido conectar con ninguno de sus intereses. El mercado editorial, por desgracia, lo llevamos los adultos, y no siempre logramos conectar con esos intereses ni mucho menos. Sigamos buscando hasta encontrar el libro adecuado.

6. Transformar el libro en un instrumento de tortura

La copia de textos para practicar la caligrafía, la división silábica, el análisis gramatical, el morfológico… La lectura muchas veces deja de considerarse un fin en sí misma para convertirse en un medio para el estudio de «cosas serias». Y cualquier niño con dos dedos de frente no puede más que tratar de escapar de semejante tortura.

7. Negarse a leer a los niños

Muchos padres dejan de leer a sus hijos en cuanto estos aprenden a leer. Es bueno que los niños sean autónomos. Es, de hecho, muy conveniente. Pero ser autónomo no significa hacer todo por uno mismo, sino «poder» hacer todo por uno mismo. Estoy seguro de que cada uno de los miembros de tu unidad familiar no se hace su propia comida, ¿verdad? Pero «podríais», llegada la hora. Apliquémosle esa misma filosofía también a los niños, porque la lectura en voz alta puede servir para crear momentos de complicidad y fortalecer los vínculos familiares. Intentemos que los niños asocien la lectura a estas sensaciones placenteras.

8. No ofrecerles suficiente variedad

Si nosotros no leemos el primer libro que cae en nuestras manos, ¿por qué deberían hacerlo los niños? Deja que tu hijo revuelva en librerías y bibliotecas hasta elegir por sí mismo su próxima lectura.

9. Obligarlos a leer

No hay sistema más infalible para que un niño odie la lectura que el simple obligarlo a leer. Pruébalo. O mejor, deja que lo prueben otros.

¿Cometes tú alguno de estos errores?

Tal vez sea hora de hacer examen de conciencia, ¿no crees?

¡Un abrazo lector!

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