La literatura se escribe con magia. Es decir, no solo en el instante de creación e inspiración en el que aparece la musa, sino además por esencia misma la literatura se construye con el PODER de la palabra. Magia que aguarda en cada letra y se encuentra en la historia de Odiseo, en los versos de Shakespeare y Neruda, hasta en las cartas que escribió alguien ayer.
El poder de la palabra surge del mundo onírico y a medida que se plasma en las páginas en blanco, van pasando de la ficción a la realidad. Son entonces las palabras las que desde nuestras manos nos permite crear, nombrar y definir el mundo que no rodea. Sin embargo, este poder no es igual para cada uno de nosotros, aunque para todos está al alcancé.
En algunos casos la literatura nos permite sumergirnos en nuestra propia subjetividad para explorarnos, en otros casos nos permite reconocer otros universos posibles, y en el más común de los casos nos permite cuestionar nuestra realidad con la de los demás. Pero entonces, qué diferencia un libro de otro, por qué no a todos nos llegan los mismos libros por igual, y ¿cuál es la diferencia entre uno y otro tipo de literatura?
Escribía hace algunos años Mark Difranz en su ensayo “Un vide dans la société postmoderne” sobre la necesidad de generar una ética post consumista desde la cual se revaloraran las relaciones sociales. Un lugar desde el cual el ser humano se reconectara con la naturaleza y con su propia individualidad. Y nuevamente me pregunto, ¿Qué papel esta desempeñando la literatura en la sociedad contemporánea?
Viene a mi mente entonces la industria editorial, los “best seller”, autores como Walter Riso o Cohelo que se resaltan dentro del mar de autores que fabrican libros de auto ayuda y ponen al alcance de las masas soluciones prácticas para las crisis emocionales de la vida moderna. En pequeñas cápsulas se vende felicidad, una cuenta bancaria, tu carro y casa propia, y por qué no consejos para el éxito y poco a poco se va afianzando en las personas la necesidad de emprender la carrera hacia el éxito, y como la mayoría de las ocasiones, lo importante es lograr la meta.
La sociedad contemporánea busca satisfacer todo tipo de necesidades, algunas impuestas y otras generadas por la misma sociedad, entonces vuelve uno a replantearse ¿qué leer? Y ¿por qué leer? Para evitar que nuestro crecimiento se convierta en parte de ese consumismo que convierte todo intento de salir del sistema en un manual que te brinda el éxito al alcance de su bolsillo.