Roberto Sánchez Cajicá: su ilustración con sensibilidad y goce estético nos permite reflexionar: vernos a nosotros mismos.

Periodicolapislazuli.com 6:49 AM Actualidad
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Entrevista realizada por: Alejandro Jiménez Schroeder- FUNLÁZULI.

En esta entrevista de Roberto concedida a Lapislázuli Periódico, tuvimos ocasión de conversar con él sobre su vida, su carrera profesional y dar un vistazo a su obra desde una profunda y apasionada mirada. Aunque se refiere a sí mismo como una persona más, común y corriente, sus amigos no dudan en descifrarlo como un personaje misterioso, en ocasiones enigmático, y sin duda fuera de lo común: “Es muy poco lo que sé de Roberto; no sé si es hijo de alguien o si sólo apareció, podría ser un producto de la generación espontánea; no sé si duerme o se mantiene en un estado de insomnio total que podría ser funcional...”

Empezó su carrera profesional muy joven. Graduado como diseñador gráfico de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano (2005). Desde pequeño ha cultivado el gusto por la pintura, lo que le ha dado junto a la dedicación y la vocación, los sueños de seguir dibujando. Desde el colegio se distinguió entre compañeros y profesores por sus dibujos, y con los años, estos sueños serían los que le permitirían seguir explorando esta vocación artística.

Cuando nos encontramos con Roberto, recordé aquella persona supremamente amable, sencilla y carismática que había conocido unos meses atrás. Sin embargo, hasta el momento no era mucho lo que sabíamos de él por lo que le pregunté:

  1. En tus palabras ¿Quién es Roberto Sánchez Cajicá?

 

R// Es una persona común y corriente. No creo que tenga nada especial. Me encanta la pintura, como la mayoría de las personas. Uno a veces se define a sí mismo como diferente, pero al ver a sus compañeros de trabajo, de universidad, se da cuenta que son muy parecidos. La misma clase social, el mismo núcleo familiar, uno se termina pareciendo tanto a las otras personas que lo que lo diferencia son los gustos particulares. En mi caso, me diferencio en los gustos que tienen que ver con el arte, la literatura, la pintura, la narración gráfica. A veces es mejor que los demás lo definan a uno, pues uno comete errores. Si me preguntaran quien es Roberto, diría: “Todavía está por definirse, vamos a ver quién es. Es en desarrollo…”

Cuando le conocí, tuve ocasión de auscultar su libro “La pelota" con el cual pude constatar no solo el gran talento de ilustrador, sino la sensibilidad y pasión con la que realiza su trabajo. Un trabajo que impacta, cuestiona, y permite reflexionar sin la pretensión de llegar a ser, o por lo menos, de tratar de ocupar el lugar de las “Artes” 


      Hablemos sobre tu Infancia: Cómo incursionaste, o empezó esta pasión por el mundo de las artes, la pintura y la ilustración?

 

R// Yo comencé a dibujar desde que era niño. Estudié en el colegio Agustiniano Norte; era el que siempre se la pasaba dibujando. Tengo una anécdota curiosa: cuando hacía mis trabajos de ilustración en los cuadernos, mis compañeros pensaban que mis trabajos me los hacían mis papás, pero los profesores si notaban que era un trabajo bueno, pero no súper desarrollado. Una vez tocaba llevar unos dibujos, y me quedaron tan bien que los compañeros me la empezaron a montar: “Eso se lo hicieron”, decían. Recuerdo la imagen, yo mismo tratando de dañar un poco el dibujo, como para tratar de encajar en el grupo. Con el tiempo me di cuenta que eso no tiene que pasar, que uno no tiene que hacer las cosas para tratar de encajar.

Para mí era una dicha tener libros cuando niño; siempre cargaba libros de imágenes. Mi papá tenía una biblioteca y en vacaciones aprovechaba para leer sus libros. Me gustaba mucho uno que se llamaba “Cien obras maestras de la pintura”; era placentero pasar el tiempo mirándolo, jugando, dibujando. Mi papá no fue un dibujante de profesión. Él es contador público, pero estudió dibujo publicitario en una época, y tenía una carpeta de dibujos. Y yo pasaba mucho tiempo estudiándole su carpeta. Por mucho tiempo le decía que me la regalara, hasta que un día me dijo: “cójala”.

     El trabajo que haces, para muchas personas sería una forma de hacer arte. ¿te denominarías a ti mismo como artista?

 

R// ¿Quién es hoy en día un artista realmente? Hoy en día todo el mundo se denomina como artista, pero yo frecuentemente me pregunto quién realmente es un artista. Alguien que con su obra tenga la capacidad de asombrarlo a uno, de hacerlo pensar. Antes, era más fácil encontrar esos grandes personajes que influenciaban el mundo con sus obras, su forma de pensar. Pero hoy en día hay un afán de alcanzar el éxito rápido. Por mi parte, trato de transmitir algo, y trabajar de manera sostenida, de crear, y permitir que a través de mis ilustraciones las personas tengan oportunidad de ver cosas diferentes.

      ¿En qué temas te inspiras cuando dibujas?

     

    R// Puede ser cualquier cosa. Uno se acostumbra a pensar en imágenes. Por ejemplo, yo veo un rostro que me llama la atención y pienso “chévere retratarlo”; o de pronto, hay un edificio que me evoca algo o me representa algo, pero no es que haya un tema de fondo, una idea fija. Con mis cuadros nunca he querido hacer una reflexión social, un hilo político o una idea fija.

    Trato más bien de encontrar algo, aproximarme con las cosas estéticamente. Claro, no quiere decir que no esté el aspecto social, pues uno pinta el medio en donde uno se encuentra. Al estar inmerso en esta sociedad, accidentalmente el tema social florece, pero es porque estoy representando eso que está ahí. Pinto la misma calle por la que transito todos los días, pero desgraciadamente esa calle tiene muchas cosas. Solo basta con mirar por la ventana, y uno encuentra ya una cantidad de problemas sociales, de la vida misma.

         En tus palabras ¿Cuál es tu estilo?

       

      R// En ocasiones definirse es complicado. Por ejemplo, yo he estado en eventos, en exposiciones, en concursos y me han dicho que soy impresionista, que soy hiperrealista, o que soy expresionista. A uno el medio lo quiere catalogar, para ubicarlo en un sitio, pero yo trato de no catalogarme en un sitio en particular por las posibilidades que da salirse de esos cánones. A veces uno puede encontrar en una misma pintura partes hiperrealistas, expresionistas, e impresionistas. Entonces ya estamos hablando de otra cosa, en donde no importa tanto la definición de la técnica que uno usa, sino se enfrenta uno con nuevas cosas como preguntarse, ¿Qué hay en frente?, ¿por qué está pintado eso? La perspectiva, las elecciones que uno toma, etcétera.

          Entonces, cuando pintas… ¿qué quieres provocar con tu obra?

         

        R/ De alguna manera para mí el pintar no es tanto el transmitir el mensaje como tal; como si fuera una fórmula, o un proverbio; sino más bien está en el goce estético. En una de mis exposiciones un señor se acercó y me dijo: ¡Uy, ese cuadro está del putas! Ahí me di cuenta que lo importante no había sido el mensaje, sino esa impresión que le había provocado la pintura. De alguna manera, como si lo llenara. No sé si sea cuestión de un mensaje como tal; o más bien un despertar hacia otras cosas. Cuando las personas ven mis ilustraciones hay algo que les toca, y los está moviendo, aunque uno a veces no sabe qué es. En ocasiones puede ser el color, la técnica, el modelo. Luego que uno dice “hay algo que me fascina”, empieza uno a pensar lo que hay detrás del dibujo.

            ¿Crees entonces que por ahí está la función del arte?

           

          R// Para mi primero que todo el ARTE tiene que sacudir…, golpear de una. Es algo que te llama y te sacude, aunque no sepas bien que es: Quizá sea algo en la técnica, el color, pero debe cautivar primero. Después ya viene a la libre elección, en cada uno, ver que hay detrás.

              Y que cada uno lo interprete como quiera…

             

            R// No realmente. El arte en sí no es de muchas interpretaciones. Es de varias, pero no de infinitas interpretaciones.

                Una de tus dudas para estudiar Diseño Gráfico estaba en la falta de garantías que da la profesionalización de los artistas. Desde tu experiencia, ¿crees es posible vivir del arte aquí en Colombia?

              R// Es posible, pero toca diversificar mucho. Hay muchos ilustradores, pero perdidos. Salen y desaparecen. No hay estabilidad en el medio de la carrera. A veces uno tiene que ser su propio empresario para mantenerse, o ese tipo de cosas. No es fácil. Por ejemplo, con los artistas que comenzaron conmigo no los he vuelto a ver. Es curioso, porque uno a veces cree que la gente va creciendo con uno, pero de pronto se van retirando, o se van cansando y ahí queda todo. Es difícil saber lo que pasa con el medio, porque uno no sabe bien si es cuestión de inconstancia, o falta de oportunidades.


                  En tu relación con la fama, ¿cómo ves el reconocimiento?

                 

                R// Obviamente uno quiere que su obra llegue lo más lejos, pero sin afanes. Cuando he hablado con los editores me han dicho que mi trabajo es muy representativo de aquí de Colombia. En términos generales, los ilustradores colombianos tratan de parecer europeos, y cuando dibujan a Bogotá, la pintan como una ciudad europea. Pero en mi caso, cuando las personas se interesan en mi trabajo me han dicho que es muy de acá, y que se puede llevar a otros sitios. Cuando pinto una calle, unas casas de acá, las pinto como las veo, pero trato de que la imagen que represento no sean parte del cliché de lo que se ha entendido como “lo típico, lo autóctono” de lo colombiano. No se trata de llegar ni fácil, ni rápido, sino mostrando lo nuestro. En este país hay una tendencia a idealizar lo de afuera, a pintar para posicionarse afuera, y dejamos de vernos a nosotros mismos. Yo, por ejemplo, ilustré la casa de mis abuelos pues veía que allí estaba la que más amor tenía, mi familia, a lo que más arraigo tenemos. Por eso, creo que no hay necesidad de huir de uno mismo, ni anhelar otros sitios.

                     ¿Qué lugar ocupan para ti, las imágenes tradicionales que representan lo colombiano con una chiva, la bandera, el sombrero vueltiao, el burrito, el café?

                   

                  R// [Risas] Para mí eso no representa gráficamente lo que somos. Ese es el mercado, lo artesanal que se vende, pero no hay una profundidad en ello; no está la esencia de uno mismo en eso. Lo que te decía, en el libro en que dibujé la casa ancestral de mis abuelos fue como un desquite de todo eso, y creo que por ello, el libro fue todo un éxito, porque logró las expectativas de todos aquellos que expresan, quejándose, de la admiración por el comic norteamericano, por los ideales extranjeros, etc.

                  El arte ayuda a despertar las conciencias. Ayuda a cambiar miradas. Ayuda a relajar muchas cosas, porque en una sociedad tan tensionada, encontrar buen arte a veces es difícil. En mi caso, cuando encuentro un buen libro, o veo una buena película, es un descubrimiento y eso me hace pensar mejor. Me daba cuenta que andaba preocupado por otras cosas, cuando el mundo es tan bello y hay gente haciendo cosas tan bonitas. Esas cosas son las que hacen que uno se cuestione, y lo hace vivir en realidad. Hay una frase que dice que “una cosa no es revelada hasta que no es pintada; en ocasiones, uno ve la misma cosa mil veces todos los días, pero solo hasta que la ve reflejada en una pintura no se da cuenta de su importancia”

                      Deseas enviar un mensaje a los lectores de Lapislázuli Periódico?

                     

                    R// Que se acerquen al arte en general. El arte es la oportunidad de abrir la mente, ya que vivimos en una sociedad muy encerrada en nuestros problemas, sociales, económicos. Sin embargo, el arte ayuda a descansar, a pensar, a encontrar soluciones, a vivir, a muchas cosas…


                    Hay una frase que dice que “una cosa no es revelada hasta que no es pintada; en ocasiones, uno ve la misma cosa mil veces todos los días, pero solo hasta que la ve reflejada en una pintura no se da cuenta de su importancia”

                     

                     


                    Exposiciones:

                    • 2008. Galería Itinerante.
                    • 2007. Salón Premio Fernando Botero, Fundación Jóvenes Artistas Colombianos.
                    • 2004. Código Urbano, Galería Casa Cuadrada.
                    • 2003. II Salón Nacional de Arte Diversidad. Colombia Crea Positiva (Primer Puesto). Galería Casa Cuadrada.
                    • Exposición Centro Colombo Americano.
                    • 2002. 1460 Días de apoyo al arte joven colombiano. Galería Casa Cuadrada.
                    • 2002. I Salón Nacional de arte, Diversidad 2002 (Segundo puesto). Galería Casa Cuadrada.

                    Fuente: www.periodicolapislazuli.com


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